Hace un tiempo, ni mucho ni poco, en una de esas tardes de nada, mientras merendábamos, K me preguntó por qué las facturas tenían esos nombres tan ridículos. Le dije que no sabía, pero que si quería, podíamos averiguarlo.
Pasó la vida y cada quien en sus rutinas. Él se olvidó del asunto y yo
casi.
Hasta que en esta semana, hojeando una revistita para turistas, apareció un artículo muy breve, donde se hace mención a las delicias panificadas de la argentinidad.
Y la sorpresa, fue encandilante
!
Resulta, que en sus vivencias por el cono sur, el anarquista italiano Errico Malatesta, entre tantas otras cosas, dejó organizado y rebelado, un combativo sindicato de panaderos.
Ironía mediante, se llevó a cabo el bautismo de nuestras típicas facturitas, con nombres que hicieran alusión al ejército, la curia y las fuerzas policiales.
Aquellas creaciones heréticas de finales de siglo XIX y principios del XX, mantienen, además del sabor clásico de las tardes de domingo, una herencia intacta de lo que fue
. alguna vez, el sueño de los perseguidos de todos los rincones del planeta
Un paraíso sin dios, ni patria, ni ley.
Para saborear y pensar, con unos ricos mates
..
* Cañoncito: cilindro hueco de masa, relleno de dulce de leche
* Vigilante: vara delgada y recta, con un toquecito de membrillo
* Sacramento: pancito muy suave relleno de crema o dulce
* Bola de fraile, alias Suspiro de monja: bollo azucarado y frito
* Jesuita: triángulo de hojaldre y azúcar quemada
Los tiempos pasan
.
Los vicios quedan.
SALUT
!
rojA mhieL
PS. Gracias a la revistita 054