puntos suspensivos
Hay un algo en el aire de invierno, que lo hace temible y deseable, algo que endulza las tardes y amaina amaneceres de hielo o escarcha. Duele la prisa y la pausa. Late el fuego. Brilla la calma... por eso estoy, por eso escribo, por eso creo, por eso existo...
No recordaba la sensación de un cuerpo cálido entre mis brazos. El latido de un corazón puede ser resurrección o parálisis.
¿Cómo sigue esto? ¿Qué se hace después de una noche torrencial de pasiones y aguaceros? ¿Cómo se deja atrás la piel caliente del deseo? ¿Cómo se ignora el sabor impregnado del último beso?... ¿Cómo?...
Un pie siguiendo al otro, reflejos en cadena de actos cotidianos, nunca antes más rutinarios. Y la prisa y el enojo y la culpa, amordazadas en el tic tac eufórico de los minutos previos a otra despedida.
Revisar los rincones. Palpar un cuarto ajeno reconociendo intimidades, alzar, doblar, arrinconar, cerrar y amontonar cada cuestión.
El espejo engaña, en el mismísimo segundo de la sonrisa dibujada entre gruesas y satisfechas ojeras de desvelo bien aprovechado. Nada de guiños y bondades... Lástima, pena y remordimiento, ruedan enarbolando unos lagrimones ácidos.
Un poco de agua y toalla. Dejar atrás el reflejo nefasto para hacer el sondeo definitivo. Cargamento, abrigo, papeles. El picaporte no suelta mis dedos. Pasos cortos frente al lugar temible de los hechos... Ahí donde un haz de luz traspasa las cortinas, donde una cama vacía acuna sus desvencijados flejes, donde las paredes silban secretos y suspiros... no hay nada que me pertenezca, ni que no sea mío.
El silencio me devuelve el secreto. Me lo llevo sin vergüenzas, lo cobijo, lo
quiero. Abajo me espera una partida, afuera, otra vida entre las vidas...
de la novela Menta y quebracho
fragmento
mheL
No recordaba la sensación de un cuerpo cálido entre mis brazos. El latido de un corazón puede ser resurrección o parálisis.
¿Cómo sigue esto? ¿Qué se hace después de una noche torrencial de pasiones y aguaceros? ¿Cómo se deja atrás la piel caliente del deseo? ¿Cómo se ignora el sabor impregnado del último beso?... ¿Cómo?...
Un pie siguiendo al otro, reflejos en cadena de actos cotidianos, nunca antes más rutinarios. Y la prisa y el enojo y la culpa, amordazadas en el tic tac eufórico de los minutos previos a otra despedida.
Revisar los rincones. Palpar un cuarto ajeno reconociendo intimidades, alzar, doblar, arrinconar, cerrar y amontonar cada cuestión.
El espejo engaña, en el mismísimo segundo de la sonrisa dibujada entre gruesas y satisfechas ojeras de desvelo bien aprovechado. Nada de guiños y bondades... Lástima, pena y remordimiento, ruedan enarbolando unos lagrimones ácidos.
Un poco de agua y toalla. Dejar atrás el reflejo nefasto para hacer el sondeo definitivo. Cargamento, abrigo, papeles. El picaporte no suelta mis dedos. Pasos cortos frente al lugar temible de los hechos... Ahí donde un haz de luz traspasa las cortinas, donde una cama vacía acuna sus desvencijados flejes, donde las paredes silban secretos y suspiros... no hay nada que me pertenezca, ni que no sea mío.
El silencio me devuelve el secreto. Me lo llevo sin vergüenzas, lo cobijo, lo
quiero. Abajo me espera una partida, afuera, otra vida entre las vidas...
de la novela Menta y quebracho
fragmento
mheL
3 comentarios
r -
trabajas en mis versos mucho más adruo que yo.
tus traducciones son hojas nuevas y verdor fresco para mi otoño
gracias otra vez
besets
Anónimo -
EN VEU ALTA
xerrar
i
aqueixa soledat contra soledat
desvestint nits
de seda i de fred
com aureola fràgil
fregant les aigües
silenci d´oasi
em descobreix en vós
una conversa
una paraula
una idea
l´ànima escorreguda
d´ombra i espill
pense
et
sent
un acord lliure
la tarda de migdiada
i la lletra roja
en la meua mateixa cançó
mheL
mheL -
No se si podré alguna vez.
Hay situaciones que sólo caben en un instante y que ninguna palabra puede sabe debe...
intentar explicar.