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un viaje a la nada

Crónica de la utopía: existe

Crónica de la utopía: existe Un colectivo, otro más y llegar. Unas cuadras de zona periférica, casas bajas con color a viejo. Más cuadras y encontrar el lugar.

Una fábrica abandonada. Galpones semidesiertos y esa cosa de “chatarrosa” calma regada de bolsas de dormir, colchones, gente en el suelo, hamacas que cuelgan de unos hierros retorcidos, niños en estoica madrugada de cochecito o cama en un rincón.
Abundan, como siempre los carteles, las banderas de diseños infantiles, las letras desarticuladas de algún chico despojado y las fotos añiles del obrero sin abrigo de hoy por hoy.

Algunos matean desde temprano. Otros acaban de acostarse, porque la noche y el verano invitan a la nada o a la charla indefinida o a la reflexión.
Hay anuncios y cronogramas de las actividades pasadas y los talleres que vendrán. Mesas preparadas para exposición y puestos con cables de luces ahora muertas. Gente que cuida una entrada de rejas sin candados y candados que, oxidados, yacen en el hueco de un yuyal.

Una recorrida por los dos pisos de la planta, basta para percibir el desahucio. Las máquinas muertas, los despojos raídos, capa sobre capa de polvo, óxido y hollín… (Dicen que trabajaban con químicos allí, y si los ojos se detienen en un rincón de los fondos… una enrejada marca el perímetro de un cementerio de barriles, lejos del resto de las instalaciones y acorralados del paso de todos los que vienen y van, armando sus días, sus debates y el trajín)

Es desolador buscar motivos. Motivos para un quiebre y para el vacío.
Obreros que están pero no están y sueños que se han perdido… en éste rincón de mi ciudad que se multiplica como lágrimas de lluvia a cada rincón de todas las fronteras de éste suelo y paradigma… de la injusticia desleal…

Pero… quizás por todo esto, pueda pensarse que es el mejor espacio para un encuentro. Para congregar necesidades y lástimas y albores y esperanzas. Porque los que llegan hasta ésta piedra vacía, vienen con fuego en las manos y no es fuego que destruye sino del que enciende conciencias y que alumbra soluciones.

Por eso la ronda. Para vernos las caras. Y hoy aquí hay caras de todos los rumbos y todos los colores, con un único lenguaje de arco iris y un único espíritu que no conoce de mezquindad. Compañer@s de Río Negro, de Mendoza, de Chaco, de Paraguay, de Santa Fe, de New York, de Entre Ríos, de Ecuador, de Córdoba, de Chile, de Uruguay, de México, de Brasil, de California, de Neuquén…

No sé qué se busca en un sitio como éste. Tal vez nada más allá del compartir. Donde el compartir implica el “todos somos responsables por todos” y cada quien cuida lo mismo de los niñ@s que corretean disfrazados de carnaval, o de la limpieza de los baños o de las tareas comunales de cocina, donde nadie necesita guardar pertenencias porque es un hecho que "las libertades individuales se prolongan en el grupo" y no que se limitan, como nos enseñó una vez la ley...

No sé qué se alcanza en un espacio como éste. Tal vez nada más allá de esa necesidad acérrima de dar a conocer… Cuando conocer no es exhibir, sino brindar. Y brindar es lisa y llanamente construir.

Hoy, hay quienes van a reunirse a contar cómo alumbraron del barro un merendero, quienes enseñarán a emprender cooperativas, quienes relatarán sus experiencias asamblearias en los barrios, quienes se sentarán a analizar resultados de una huerta comunal, quienes hablarán de sexualidad y libertad, quienes proyectarán videos sobre los caracoles zapatistas, quienes evaluarán programas de educación popular, quienes aprenderán xerigrafía, y quienes llenarán el aire de aromas calientes de tortas fritas, dulces amasados en hornos de algún movimiento y acordes musiqueros de la más variada intensidad.

¿Qué pueden compartir un mapuche y una hispana neoyorquina? ¿un travesti y un desocupado? ¿una educadora popular y un asambleísta porteño? ¿un baterista punk y la cocinera de una panadería comunitaria? ¿el chiquilín de la murga y una comunera de Chiapas? ¿un fotógrafo de indymedia y la niña que pinta un mural?....

Viéndolo así, a ojos cerrados… pienso que, nada en particular y especialmente todo. Pero quizás la respuesta sea más simple y se resuma en una única palabra mágica: COMPARTIR.
Y….si sirve para algo…¿? Bueno, supongo que sirve, para conocernos, para entendernos. Para quejarnos menos. Para nacer ideas. Para saber que hay otros. Para estar menos locos. Para cargar energías. Y sobre todo… para aunarse y sumar…

Y después, quizás mañana… regresar al mundo que destiñe dolerá un poquito menos y con suerte, menos y menos cada vez, porque… de tanta ronda a cielo abierto y de tanto aventar los corazones… quién puede asegurar que no lo vamos a cambiar…

…

rojAmheL

1 comentario

killa -

escuchado en Tucuypaj (mas o menos):
"cuerpo, casa, comida e hijos, por reclamar esto, los pobres son metidos presos"