querido Baltasar...
Yo creía en los Reyes Magos. Me gustaba pensar que había un manto transparente donde limpiarse la injusticia de la cara y que al menos, una noche cada año, todos éramos por encantamiento y devoción: una gota de magia.
Me inquietaban los preparativos. Caminar hasta el parque. Cortar el pasto. Armar un rincón para abrevar la sed de los viajantes y acomodar bien visible esa carta de ortografía ingeniosa y deseo impreso con mesura y fantasía, al por mayor.
Yo creía en la Magia y en casa, siempre los tres de oriente corrieron con ventaja. Santa se quedaba flaco espiando cerraduras desde la noche vieja. Porque cuestión de latitudes genéticas nosotros todos desde la cuna pronunciábamos con respeto el Salam Aleikum y conocíamos de historias nómades, sabios, mercachifles y turbantes.
Cinco de enero
Me acuerdo de las vigilias eternas. De mariposas jugando escondidas en la panza. Las horas de una tarde que no cedía nunca y la luz del verano cuajarse en un balcón de la esperanza. Porque las visitas son siempre un regalo pero hospedarlos a ellos era más que nada un encanto.
A veces mi preferido era Melchor (si me gustaron los barbas antes que los crestas, confieso) porque hasta algún momento supo ser un mago de palabra.
Claro que tampoco supe hasta tarde, que debajo del manto y la corona siempre anida el animal humano: hombre de la especie, en éste caso. Y algún desliz habrá tenido el barbudo, que no recuerdo, pero sin entremeses y obviando la indiferencia Gaspariana me enredé con Baltasar (moreno morisco sahariano o todos) cautiva del chico malo, como no podía ser de otro modo.
Él: el encargado de repartir carbones, finalmente me incendió la inocencia y qué lástima! Porque los sueños se inflaman tan deliciosamente rápido !
Y yo creía en ellos
Y dejaba mis lunas en sandalia
Y no podía dormirme
Y esperaba el milagro de enero que durase claroscuro,
algún amar
Calor de luto en buenos aires, 2005
Querido Baltasar:
hoy no voy a pedirte nada
porque ya no te espero
pero préstame sólo esta noche
una corona
de barro y de escarcha
y ayúdame a pintarme
la cara
con sangre
de tu sol
hoy quisiera acompañarte
y donde llueve la muerte
salpicar estrellas azules
que ahoguen de cielo
el mundo
dolor por dolor por dolor
hoy no voy a pedirte nada
pero
visitaremos Ruanda
Irak, Palestina
recorramos Asia
Kosovo, Ecuador
cada calle, puente,
plaza, río
y las favelas hondas
de mi cruz del sur
querido Baltasar
hoy no vengas a verme
hoy, por ésta noche
aquí no quiero ser yo
pero
dáme pies de cardo
y ninguna victoria
y te regalo mi alma
como eclipse y pan
cárgame en tu alforja
de nómade y mago
y repárteme en lluvia
abrigo o calor
hoy quisiera acompañarte
y donde llueve muerte
conjugar: a m o r
querido Baltasar
yo ya no te espero
ayúdame a pintarme
la cara
con sangre
de tu antiguo
sol
mhieL
Me inquietaban los preparativos. Caminar hasta el parque. Cortar el pasto. Armar un rincón para abrevar la sed de los viajantes y acomodar bien visible esa carta de ortografía ingeniosa y deseo impreso con mesura y fantasía, al por mayor.
Yo creía en la Magia y en casa, siempre los tres de oriente corrieron con ventaja. Santa se quedaba flaco espiando cerraduras desde la noche vieja. Porque cuestión de latitudes genéticas nosotros todos desde la cuna pronunciábamos con respeto el Salam Aleikum y conocíamos de historias nómades, sabios, mercachifles y turbantes.
Cinco de enero
Me acuerdo de las vigilias eternas. De mariposas jugando escondidas en la panza. Las horas de una tarde que no cedía nunca y la luz del verano cuajarse en un balcón de la esperanza. Porque las visitas son siempre un regalo pero hospedarlos a ellos era más que nada un encanto.
A veces mi preferido era Melchor (si me gustaron los barbas antes que los crestas, confieso) porque hasta algún momento supo ser un mago de palabra.
Claro que tampoco supe hasta tarde, que debajo del manto y la corona siempre anida el animal humano: hombre de la especie, en éste caso. Y algún desliz habrá tenido el barbudo, que no recuerdo, pero sin entremeses y obviando la indiferencia Gaspariana me enredé con Baltasar (moreno morisco sahariano o todos) cautiva del chico malo, como no podía ser de otro modo.
Él: el encargado de repartir carbones, finalmente me incendió la inocencia y qué lástima! Porque los sueños se inflaman tan deliciosamente rápido !
Y yo creía en ellos
Y dejaba mis lunas en sandalia
Y no podía dormirme
Y esperaba el milagro de enero que durase claroscuro,
algún amar
Calor de luto en buenos aires, 2005
Querido Baltasar:
hoy no voy a pedirte nada
porque ya no te espero
pero préstame sólo esta noche
una corona
de barro y de escarcha
y ayúdame a pintarme
la cara
con sangre
de tu sol
hoy quisiera acompañarte
y donde llueve la muerte
salpicar estrellas azules
que ahoguen de cielo
el mundo
dolor por dolor por dolor
hoy no voy a pedirte nada
pero
visitaremos Ruanda
Irak, Palestina
recorramos Asia
Kosovo, Ecuador
cada calle, puente,
plaza, río
y las favelas hondas
de mi cruz del sur
querido Baltasar
hoy no vengas a verme
hoy, por ésta noche
aquí no quiero ser yo
pero
dáme pies de cardo
y ninguna victoria
y te regalo mi alma
como eclipse y pan
cárgame en tu alforja
de nómade y mago
y repárteme en lluvia
abrigo o calor
hoy quisiera acompañarte
y donde llueve muerte
conjugar: a m o r
querido Baltasar
yo ya no te espero
ayúdame a pintarme
la cara
con sangre
de tu antiguo
sol
mhieL
3 comentarios
Ana -
mhieL -
mejor... que me quieras un poquín y se que es así.
gracias por venir. un beso
Delia -
Como siempre te admiro mhel.
Besos
Delia