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un viaje a la nada

de cabeza

de cabeza -Mhel….¿algún día querés tener a Raúl con tus chicos?-

La oferta fue de una colega desesperada y le dije que sí porque no necesito pensar lo que quiero, aunque no comulgue con lo que debo. Pero me importa muy poco el deber cuando concierne a una autoridad que dijo textualmente: “A mí no me hablen de las conchudas piqueteras de ahí afuera”…
Y, si ya de por sí la frase es discriminatoria y racista…¿qué calificación darle cuando está referida a madres de nenes de la escuela…?

Porque estoy convencida de que el verdadero problema somos los adultos y no ellos… nuestros pibes, acordamos una reunión. Les expliqué la situación y les di tiempo para pensar una respuesta.

En un salón donde, en marzo si podían se pisaban la cabeza unos a otros… donde no eran capaces de dialogar sin agredirse o directamente se ignoraban… nadie quiso esperar.
“Vayamos a buscarlo ahora, seño”…. Y obviamente, ni yo ni ninguna otra persona debiera boicotear la decisión de una asamblea.

5º A conoció al “enemigo público” de cerca. Él… es uno de cuatro hermanos que nos trajo la calle directo al aula sin escala. Porque alguien desde una oficina céntrica consideró que así debía hacerse.

Raúl tiene nueve años, cara de rabia y manos de fierro. Puede dibujar su nombre sin mirar el modelo de un cuaderno, pero no entiende por qué ya pasó por cien escuelas y sigue sin tener un banco que talle sus iniciales cuando cae alguna tarde.

Alguien… también desde lejos, decidió que sus hermanos estuviesen repartidos entre 1º 2º y 3º grado. Pero como son tranquilos y buenos y obedientes, nadie se quejará demasiado y llegarán a fin de clases sin querer.

Raúl no tiene esa suerte ni esa desgracia. Es el más impulsivo, el menos sumiso, el más violento y el menos solemne. Es como necesita ser para salir cada noche a revolver la basura. Como aprendió a ser para no ser atacado. Como intuye ser para sobrevivir en el cemento…. Y ya supo de piñas y patadas, de puteadas a directoras y de encerrarse en los baños para no escuchar que no lo escuchen…

Ocho horas de escuela son una cárcel para todos los raúles del mundo. Y el mejor modo de cortar y torcer barrotes parece que siempre es el amor.
Estamos haciendo el experimento y cuánto dure el encanto… no lo sé.
Por ahora todos dibujan historietas, escuchan cuentos y se atreven… sin temor, a sonreír.
Una sonrisa…. Algo tan pleno y tan esquivo…. Pero cuántos pibes hay con bocas secas!!!

Y supongo que vale intentarlo, porque me lo demuestran ellos.
Porque detrás de toda la mugre y el mal olor y la ropa rota. Detrás de los prejuicios y los miedos y los insultos… hay un chico que nos está enseñando… que aunque el mundo esté de cabeza…

Quien ofrece una mano abierta… puede entender qué es VIVIR…

mhieL

4 comentarios

mhieL -

gracias por pasar y decir, Inés..!

INES -

MHEL, UN ABRAZO, YA SABES COMO PIENSOOOOOO, TE QUIERO MUCHO!!!!!!!BESITOS DE CECI

mhieL -

gracias gracias gracias
ellos lo merecen!

un beso

zoroastros -

Me saco el sombrer que me gustaria usar frente a usted y sus niños!!!!