despojos
La muerte está tan segura de su victoria
que nos da una vida de ventaja
-La Renga-
Aprendí la palabra tsunami cuando estaba en el colegio y la acuñé como curiosidad lingüística. Después, mi pasión geológica me llevó a ampliar las fantasías y desplegar con impotencia humana, el espectro triunfal de una naturaleza imprevisible.
Pero la fascinación se eclipsa con una lágrima aguda destruyendo una pantalla. La muerte cabalga en el agua mil guadañas cercenando esperas. Y el todo se convierte en nada con el último estertor.
Una madre, que es todas ultrajada de oleaje se queda sin semillas. Y con el miedo de escuchar otra historia parecida, disqué
-Anita hola ¿Cómo estás? ... ¿Qué sabés de tu hijo ?-
Calma. Y respiro.
Tailandia.
Islas Phi Phi o cualquiera.
Facundo y su novia madrileña, buscaban el sol de las aguas turquesa. Una playa con tortugas gigantes los estaba esperando para dar a luz un año nuevo.
Quizás porque sí
Quizás porque él es como es
Quizás porque sigue a sus pies donde lo llevan
Quizás porque quizás
Avanzaba en un barco hacia el lugar exacto del desastre.
Avanzaba y esa luz de constante aventurero: lo salvó.
Pero finales felices escasean.
Los cadáveres se cuentan en números y las vidas en micrones. Somos un poco, apenas, de materia y una trama secreta de energía desigual.
Los cuerpos se deshacen sólo en cuestión de horas y el recuerdo permanece sin distancia, un poco más.
Pero 80 mil y otros, nunca pidieron tregua. Nadie les advirtió. No conocieron garras ni fauces ni alarido. No estaban en la guerra ni eran carne de cañón.
Hoy 25 mil niños no volverán a sus casas, porque no hay casas. No buscarán la palabra trágica en ningún manual de ciencias. Porque no tuvieron nunca esa chance y ya no están.
Siete países y un ejército de envíos y socorros. Me da pena y me da náuseas.
Porque las mismas banderas que asesinan son las que rescatan.
Porque las tropas que esparcen el racismo son ahora las que amparan.
Porque el verdugo de turno hoy se ha vestido de blanco.
Porque el que esconde la mano las lleva presas de sangre
Qué desorientados estamos cuando no existe a quién llamar culpable! Y qué solos estamos cuando ningún interés mueve los cables! Y qué inmensa es una vida cuando la extingue un instante!
Hay enseñanzas que nunca nos alcanzarán y aprendizajes que pierden sentido, cuando reflejan el hilo inevitable de nuestra fragilidad.
Nadie puede evitar una catástrofe.
Sí se puede evitar una guerra, el hambre, la pobreza, la injusticia, la tortura, el racismo, la mentira, la violencia, el odio, la ignorancia, la marginación
El dolor siempre es dolor.
Y sin embargo preferimos la falacia
de seguir culpando
a dios
mheL
que nos da una vida de ventaja
-La Renga-
Aprendí la palabra tsunami cuando estaba en el colegio y la acuñé como curiosidad lingüística. Después, mi pasión geológica me llevó a ampliar las fantasías y desplegar con impotencia humana, el espectro triunfal de una naturaleza imprevisible.
Pero la fascinación se eclipsa con una lágrima aguda destruyendo una pantalla. La muerte cabalga en el agua mil guadañas cercenando esperas. Y el todo se convierte en nada con el último estertor.
Una madre, que es todas ultrajada de oleaje se queda sin semillas. Y con el miedo de escuchar otra historia parecida, disqué
-Anita hola ¿Cómo estás? ... ¿Qué sabés de tu hijo ?-
Calma. Y respiro.
Tailandia.
Islas Phi Phi o cualquiera.
Facundo y su novia madrileña, buscaban el sol de las aguas turquesa. Una playa con tortugas gigantes los estaba esperando para dar a luz un año nuevo.
Quizás porque sí
Quizás porque él es como es
Quizás porque sigue a sus pies donde lo llevan
Quizás porque quizás
Avanzaba en un barco hacia el lugar exacto del desastre.
Avanzaba y esa luz de constante aventurero: lo salvó.
Pero finales felices escasean.
Los cadáveres se cuentan en números y las vidas en micrones. Somos un poco, apenas, de materia y una trama secreta de energía desigual.
Los cuerpos se deshacen sólo en cuestión de horas y el recuerdo permanece sin distancia, un poco más.
Pero 80 mil y otros, nunca pidieron tregua. Nadie les advirtió. No conocieron garras ni fauces ni alarido. No estaban en la guerra ni eran carne de cañón.
Hoy 25 mil niños no volverán a sus casas, porque no hay casas. No buscarán la palabra trágica en ningún manual de ciencias. Porque no tuvieron nunca esa chance y ya no están.
Siete países y un ejército de envíos y socorros. Me da pena y me da náuseas.
Porque las mismas banderas que asesinan son las que rescatan.
Porque las tropas que esparcen el racismo son ahora las que amparan.
Porque el verdugo de turno hoy se ha vestido de blanco.
Porque el que esconde la mano las lleva presas de sangre
Qué desorientados estamos cuando no existe a quién llamar culpable! Y qué solos estamos cuando ningún interés mueve los cables! Y qué inmensa es una vida cuando la extingue un instante!
Hay enseñanzas que nunca nos alcanzarán y aprendizajes que pierden sentido, cuando reflejan el hilo inevitable de nuestra fragilidad.
Nadie puede evitar una catástrofe.
Sí se puede evitar una guerra, el hambre, la pobreza, la injusticia, la tortura, el racismo, la mentira, la violencia, el odio, la ignorancia, la marginación
El dolor siempre es dolor.
Y sin embargo preferimos la falacia
de seguir culpando
a dios
mheL
3 comentarios
en poesiaSalvaje -
[Por contra, hay que joderse, amiga, con las imágenes del castigo (que sólo los trascendentalistas intentarán explicar con oráculos del sinsentido)]
Hacía tiempo que la diáspora -los poros, los días- no me dejaba seguirte, pero, larayla, que bien que escribes si quieres, cuando quieres, melacita roja!
mhieL -
gracias por dejar tu voz aquí
"poesía: tabla de salvación en el ,mar de lo cotidiano"...
eso que vos decías es lo que intentamos como podemos, quienes desafiamos al mar.
un abrazo sin cordilleras!
Shinazky -
y cuanta razón
en lo que me dices...