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un viaje a la nada

escribir

escribir Escribir… suele ser en éste trance, una necesidad vital. Como respirar o latir, aunque algunas veces me sobren palabras y me falte corazón.
Y supongo que comencé a garabatear sonidos justamente para contrarrestar los vacíos de una vida prestada, donde la incomodidad de ser yo misma, me asfixió la esperanza de un lugar, en el mundo pretérito de la no ficción.

Tenía 14 o 15 años. Una lectura distorsionada del tiempo y sed desesperada de alejarme del espejo. Porque el reflejo encandila o desvanece. Y mis pestañas borroneaban el deseo de una figura convencional de silencio.

Escribía para construir un laberinto donde los minotauros supieran encontrarme.
Escribía para contar la odisea de crecer vacía de inocencias.
Escribía para esconder el miedo.
Escribía para saciarme.

Y pasó la historia. En secreto. Hasta que el camino me trajo otros ojos… existencias inconclusas que al cruzar miradas simplemente estallan.
Compartir la presencia es intenso. Compartir la locura, es un reto.

Por eso alguna vez decidí confiar y abrir todas las ventanas. Ya no oculto manuscritos. Los regalo. Porque creo en la bondad de las mariposas y sé que las letras tienen don y tienen alma. Están vivas las palabras que pronuncio y aletean a color cuando otras bocas las reclaman.

Escribía para huír. Hoy escribo para volver.
Porque puedo ser el vientre de todas las lágrimas… o el huracán de mil labios sellados
Y elijo ser… lo que quiera… aquel que ampare y sueñe… mis metáforas…

mhieL

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