de puertas y escaleras
Vino a verme a la escuela.
Habíamos acordado que yo seleccionaba esos libros viejos que nadie usa y se los daba para la biblioteca de la villa.
-Te busca un muchacho afuera- me advirtió Mary, una de las porteras._La directora está justo en el hall y no deja que entre-
Era obvio. No hay bien recibidos últimamente, a menos que lleven charretera o medalla de honor autenticada. Y el currículum oculto de un joven, generalmente a pocos interesa aunque se sea educador popular, músico, asistente barrial, trotamundos o lanza llamas
Cargué con disimulo mi bolsa de evidencias y bajé a hacer la entrega
-Mhel!... me negaron el acceso ¿es por la pinta?-
Lo miré de nuevo. Ojos renegridos, cara de rebelión y barba desafiante.
Estoy un poco roñoso, no?... Ando en las esquinas haciendo fuegos -
Ahá pantalón quemado, manos con tizne y zapatillas viejas.
-No es nada de eso y es todo, compañero . Es la vida real que acecha los cimientos de arena, de la escuela-
Crucé el frente vidriado y a la vista del público interno y externo, me senté en las escaleras a charlar con Sebastián.
Mary dijo que pasaron muchas miradas curiosas de ida y vuelta y que hubo murmullos maliciosos en el aire, pero no nos enteramos de nada porque teníamos demasiado de qué hablar.
Lo bueno de las puertas es que uno decide abrirlas o cerrarlas, entrar o salir. Y en ese doble mensaje de rutina, está la clave-llave de tomar decisiones correctas.
¿Cuántas realidades existen, que la escuela niega?
¿Cuántas soluciones están al alcance de la mano y detrás de una pared?
¿Y cuántos pasos dividen el frío de los mármoles, del barro en nuestros pies?
rojamhieL
Habíamos acordado que yo seleccionaba esos libros viejos que nadie usa y se los daba para la biblioteca de la villa.
-Te busca un muchacho afuera- me advirtió Mary, una de las porteras._La directora está justo en el hall y no deja que entre-
Era obvio. No hay bien recibidos últimamente, a menos que lleven charretera o medalla de honor autenticada. Y el currículum oculto de un joven, generalmente a pocos interesa aunque se sea educador popular, músico, asistente barrial, trotamundos o lanza llamas
Cargué con disimulo mi bolsa de evidencias y bajé a hacer la entrega
-Mhel!... me negaron el acceso ¿es por la pinta?-
Lo miré de nuevo. Ojos renegridos, cara de rebelión y barba desafiante.
Estoy un poco roñoso, no?... Ando en las esquinas haciendo fuegos -
Ahá pantalón quemado, manos con tizne y zapatillas viejas.
-No es nada de eso y es todo, compañero . Es la vida real que acecha los cimientos de arena, de la escuela-
Crucé el frente vidriado y a la vista del público interno y externo, me senté en las escaleras a charlar con Sebastián.
Mary dijo que pasaron muchas miradas curiosas de ida y vuelta y que hubo murmullos maliciosos en el aire, pero no nos enteramos de nada porque teníamos demasiado de qué hablar.
Lo bueno de las puertas es que uno decide abrirlas o cerrarlas, entrar o salir. Y en ese doble mensaje de rutina, está la clave-llave de tomar decisiones correctas.
¿Cuántas realidades existen, que la escuela niega?
¿Cuántas soluciones están al alcance de la mano y detrás de una pared?
¿Y cuántos pasos dividen el frío de los mármoles, del barro en nuestros pies?
rojamhieL
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