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un viaje a la nada

3º domingo de octubre

3º domingo de octubre De nuevo, otra celebración prefabricada en calendarios del consumo, me sorprende con las manos vacías en la fila de un supermercado abarrotado.

PROMOCIÓN: torta frutal $12
LLEVALE UN CELULAR A MAMÁ!
A LA ABUELA se le cayó la harina y nieva en el sector 8
EL HOMBRE DE LA PANZA AFUERA hace envolver dos sillas playeras con papel celofán
Y LAS CAJERAS putean bajito, porque faltaron cuatro de sus compañeras y ya… a dos horas de abrir, no pueden más.

¿Será esto festejar?...Y yo, como siempre a la deriva. K3L me dio un beso ayer y dijo:
-Como vos hacés día normal… yo también. Me voy a lo de mi viejo ¿si?-
-Claro, pero tu abuela sí celebra y voy a pasar a verla un rato a la tarde-
-Bueno, te veo allá-

Parco y dulce, se las ingenió para dejarme una sorpresa que no me hiciera enojar… -No es comprado, se lo canjeé a un pibe… y te lo doy hoy… que no es el día de nada –
Un CD de Blink 182 (sabe que me encanta el baterista…!)...Pobre chico, a veces soy taaaannn infantil…..

Cuando Kel me hizo este dibujo, tenía tres años. -Es mami en el sur- recuerdo que explicó. Y cuando quise saber por qué en el lago me dijo -Porque así estás contenta- Y... si una criatura percibe la felicidad del adulto, ¿por qué no puede ser a la inversa o entre pares...?

Es simple. Dejar que el otro sea, sólo de eso se trata. Pero no siempre me resultó así de sencillo… hay mandatos que pesan como yugo y arrastran las piedras fundacionales de toda la pacatería social.

Una vez, me preguntaron (muchísimas veces, mejor dicho) por qué ésta terquedad anti festejos. Porque sí. Porque me gusta el desafío de la vida intensa y sin culpas y sin cuentas pendientes.
No creo que haga falta un almanaque para homenajear a quienes amamos o para que algunos nos hagan obsequios.
Regalo cuando quiero y festejo porque sí… y abrazo… cada vez que se me da la gana.

No es obstinación, es lo que soy.
Y lo que soy… no sé si alguna vez mi madre lo entienda, pero me gustaría que pudiese, porque en el fondo no deja de sentirse culpable y sé, que si mira sus manos, huele el estigma de un fracaso que no existe.

Aunque yo no crea en sus dioses, en sus dogmas, en sus modelos, en sus paradigmas. Aunque no hablemos el mismo idioma tantas veces…. Hay algo que en mi condición de hija y madre, quisiera poder “implantarle” para que sea feliz…

Es el goce por la libertad redescubierta … La satisfacción de entender que únicamente somos… como dijo Gibran, el poeta… “los arcos con que nuestros hijos se impulsan a la vida…”

¿Existe acaso una realización más sublime que la libertad?

Hiciste lo que tenías que hacer. Ojalá lo creas, vieja
Y ojalá algún día, el pendejo … me dijera ésto a mí

FELIZ MATERNIDAD

mhieL

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