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un viaje a la nada

pleamar... o será ¿melendins?

pleamar... o será ¿melendins? Me sorprendió una noche en el teléfono. Y digo sorprendió, porque para mí, que odio usar ese artefacto… fueron casi dos horas de charla y madrugada. Pero me gusta hablar con ella y de a ratos parece… que bastara un vistazo para encontrar el parecido.
Dicen que el tono de voz se nos confunde en las líneas. Sin embargo un rasguño más adentro sobra para tantear las diferencias.

Una es agua, otra es fuego. Una es playa, otra el risco. Una es brisa, otra es tornado… Y el paisaje nos llevó a la piel y a confesiones de sangre o de hielo y granizada.

-No sé si es por un rato pero me gusta… y a mí me cuesta tanto encontrar un tipo que me guste…-
-¿Y eso por qué?-
-Porque observo muchas cosas, muchos detalles, y me molesta hasta una palabra mal pronunciada, un descuido o unos zapatos feos-

My god! Qué mujer perfeccionista! Pero es así y la quiero tan puntillosamente como le dicta su estética del alma.

-Oíme, nena… Si para cruzarte con alguien que te resulte interesante, vas a sacar cinco tomos de enciclopedia en requisitos… No jodas. Aprovechá a tu hombre sin filosofías, no?-

Se rió un buen rato y yo también… hasta que hizo la pregunta indebida. Entonces me mordí el labio y me senté en el piso, porque iba a necesitar un sostén para no escaparme volando.

-¿Y vos…qué? ¿Cómo es un tipo que te guste?-

Hubiese contestado algo simple: Me gustan todos… y genéricamente hablando, casi ni habría mentido. Pero ojalá fuera cierto en alguna medida, porque en vez de eso, tuve que pensar en voz alta algo que ni yo misma entiendo…

No sé cuándo aprendí. Seguramente es un anticuerpo, una defensa nacida a fuerza de repetitivos ataques virales del amor. Pero puedo hacerlo y veo a la gente de adentro hacia fuera, como una radiografía que desnuda el núcleo y minimiza el cascarón.
Por eso, probablemente… me hermano con Bella, Esperanza o Mary Really, y puedo amar a cuasimodo, a la bestia más esquiva y al siniestro Mr Hyde.

¿Mirarle los zapatos a alguien? Por qué… si me gustan los pies descalzos y el desorden del río y la rabia de un alud.

-Entonces debería ser fácil para vos… ¿Por qué estás sola?-

No es más fácil, flaquita, es más difícil… Hay más cuerpos bellos que corazones amables. Esa es la venganza más fría de dios. Pero… no estoy sola, aunque… cómo te explico eso a vos, que te gusta levantarte a la mañana y ver la seguridad de otros ojos iluminarte la almohada…
Ni cuando estoy sola, estoy sola, hermanita… porque el amor no tiene cuerpo. Nos presta uno al azar o por capricho, para recorrer todos los viajes de la piel y navegar los surcos del deseo…
El amor que me subyuga es otra cosa… y casi siempre de nieve, de arena o de viento.

-Eso es miedo patológico a involucrarte-

Gggrrrr… ya hice terapia algunas veces, te acordás? Y el gran error fue decirle a mi psicólogo, a quien un poquito odié y amé secretamente… “Creo que el asunto es que disfruto “demasiado” estar con nadie”
El entrecomillado refutó mis teorías y marcó varios goles a favor de la dialéctica freudiana. Entonces confesé que quizás obviaría el “demasiado” si alguna remota vez…. alguien….

Puede ser que ya no quiera categorías legales ni vínculos con rótulo establecido. Puede ser que ya haya escarmentado. Pero… mujer… no me digas que no me involucro… porque hasta en claro de luna, donde está escrito mi currículum oscuro… queda rotundamente probado que el amor, mil veces acuna en la misma nana un ángel. Que un demonio.

Y si…
Puede ser que las distancias me traicionen
o yo invente mi traición en la distancia

Puede ser que lo imposible me despierte
o que despabile el deseo en lo imposible

Puede ser que yo sea Circe y vos Penélope

Sé cómo desatar los vientos pero no
cómo tejer las esperanzas

Pero sí…Te contesto

Me gustan los hombres de oleaje
de esos que horadan la roca con salitre,
la recorren de espuma
y desde el rumor imperceptible de una orilla…
desbordan en secretas pleamares… libertad

Porque el mar… pintora mía… en óleo, postales o botella…
ya no es mar

mhieL

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